Un proyecto piloto en Bilbao pone en contacto a inmigrantes con formación
para que la experiencia de unas ayude a otras recién llegadas
Es una iniciativa municipal auspiciada por la Unión Europea
Deia,Olga Sáez,2013-03-08
BILBAO. Veintitrés mujeres inmigrantes
con formación académica han participado en un proyecto piloto del Ayuntamiento
de Bilbao auspiciado por la Unión Europea. El objetivo de este programa ha sido
detectar las dificultades que tienen las mujeres inmigrantes sobrecualificadas
para encontrar un trabajo acorde a su formación y diseñar estrategias que les
permitan salir de la espiral que les discrimina. La experiencia de unas mujeres
inmigrantes ha servido para marcar nuevas líneas de superación a otras mujeres
inmigrantes con peor suerte laboral hasta la fecha. Unas mujeres han sido
tutoras de otras y los conocimientos de superación se han ido trasladando como
si fuera un efecto bola de nieve. Así lo explica Claudia Emanuel, técnica de
Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao, que ha expuesto esta experiencia piloto en
Bruselas.
Alrededor de
una mesa, siete mujeres de diferentes ciudades y países plasman en un espacio
pequeño un mapa totalmente diverso. Diferente por su país de origen, por la
formación de cada una de ellas y por su situación personal y laboral. Tienen en
común que son mujeres y que, en uno u otro lado de la moneda de la vida, han
participado en el programa que tiene por nombre Realise, cuya misión es
aprovechar al máximo el capital humano residente en las ciudades desarrollando
políticas que contribuyan a la igualdad de oportunidad de las personas
extranjeras.
Desde Marruecos
Nawal Abarou, joven
marroquí, enfermera y bióloga actualmente en paro estaba tutorizada por
otra mujer colombiana. “Antes de entrar en el proyecto me encontraba como un
pájaro herido porque aquí las mujeres extranjeras venimos con otras leyes, no
conocemos el entorno y te sientes perdida”. Nawal llegó hace tres años a Bilbao
buscando alejarse de su marido que amenazaba con quitarle a su hijo. Pero las
cosas aquí tampoco han sido fáciles. Sus títulos no estaban convalidados y el
único trabajo al que podía aspirar, en el mejor de los casos, era al de
asistente del hogar.
“Con este
proyecto, lo primero que hemos ganado ha sido en el aspecto físico. Porque al
principio te sientes sola y cuando otras mujeres con las mismas dificultades te
animan, sientes que no eres la única. Eso te da ánimo para hacer más cosas”,
explica.
Gracias a este
proyecto ha conocido a muchas asociaciones y “se nos han abierto contactos para
buscar trabajo, así como para poder iniciar los procesos de homologación de mi
carrera”, recita satisfecha.
Este es
precisamente uno de los objetivos de este proyecto. Nawal se queja de que “al
final una carrera que haces en tres años resulta que te cuesta ocho tener el
título”. Pero del desánimo de hace un año ha pasado ahora a la esperanza. “He
tenido ya dos entrevistas en dos residencias de mayores”. Hasta ahora, aquí
solo había tenido posibilidad de trabajar en labores del hogar. Estuvo muy
desanimada pero después de este proyecto ha entrado en contacto con la
asociación Kosmópolis y ha establecido diferentes contactos.
Colombia En la
otra cara de la moneda se encuentra Carolina Jiménez. Ella participó en este proyecto como tutora de Elena,
una chica de Bolivia. “Había estudiado administración de empresas y yo soy
psicóloga. Además de ser tutora, al ser orientadora de profesión, he podido aunar
ambos aspectos. Las ventajas que he visto han sido el acompañamiento, el apoyo
emocional y el que vean que se puede lograr, que Bilbao tienen mucho dinamismo
y que hay que tocar puertas. Intentas transmitirles tu experiencia”.
Carolina lleva 13 años en Bilbao y trabaja como orientadora laboral. Vino de
Colombia para continuar sus estudios en la Universidad de Deusto y, aunque
estuvo un tiempo en Londres, al acabar la carrera finalmente regresó a Bilbao.
Al morir su padre, el resto de su familia también se trasladó a esta ciudad.
Tuvo suerte, pero aun así reconoce que “hay ciertos prejuicios con los
inmigrantes y siempre hay que estar demostrando que puedes desempeñar ese
trabajo”.
Bolivia Teresa Zarzuri empieza a ver la
luz al final del túnel. Ha sido tutorizada por otra mujer y eso le ha devuelto
la esperanza. “Te das cuenta de que sí se puede salir porque hemos visto el
proceso de muchas personas que han tardado, pero sí han podido aunque les haya
costado”. Estoy en el proceso de homologación de título. Sé que hay que
pasar por este proceso, de adaptarte, tener nuevas redes, de moverte. Hasta
ahora he tenido trabajos, pero de labores de hogar, para sobrevivir. Para mí,
conocer este proyecto ha sido como una pequeña luz. Escuchar a cada tutora lo
que ha pasado, me ha ayudado mucho para pensar que se puede conseguir”. Teresa
es contable y trabajaba en una empresa como administrativa en Bolivia. “Estaba
bien, pero quería cambiar de lugar. Vi que mi hermana estaba aquí y quise
venir, pero ella ya me preparó psicológicamente”. Lo ha pasado mal, pero el
contacto con otras mujeres inmigrantes le ha devuelto la esperanza.
Rusia La
condición de estudiante de Julia
Sherschnevo hace que aún no haya sufrido las dificultades de buscar un
trabajo siendo mujer e inmigrante, pero mucho se teme que le ocurrirá. Llegó a
Bilbao para hacer un
máster en migraciones, su formación es de economista. “Ahora estoy
haciendo el doctorado y no he intentado buscar trabajo fuera de la universidad,
pero sí he iniciado los trámites para la homologación del título. En ello llevo
tres años y es costoso porque me faltaría por homologar casi 10 asignaturas”.
Ahora mismo tiene una beca predoctoral es colaboradora del departamento de
Inmigración. Le gustaría quedarse pero teme sufrir los mismos problemas de sus
compañeras.
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