24 mujeres han sido asesinadas en lo que va de año por sus parejas o exparejas. Además, otras 4 personas, familiares de víctimas de la violencia machista, han resultado muertas, una de ellas un menor.
También aquí en nuestra ciudad una mujer ha estado a punto de engrosar esta fatídica estadística, apuñalada repetidamente por su expareja ingresó grave en el Hospital la pasada semana.
No nos cansaremos de decir que:
El maltrato no es cuestión de estatus económico, de lugar de nacimiento, de ideología. Es un problema estructural, que arrastramos en todas las sociedades por la educación machista y androcéntrica que decidió que la mujer era inferior al hombre y como tal se nos sigue tratando: producto de consumo, objeto de compañía, de servicios varios, vendedoras de cualquier elemento y un largo etcétera, que resulta normal para la mayoría de la sociedad.
Por ello seguimos denunciando que,
Las medidas de protección para las víctimas de la violencia de género son aún insuficientes. Ni la orden de alejamiento (en la mayoría de las ocasiones únicamente se prohibe al maltratador acercarse a 200 o como mucho 500 metros de su víctima) ni el resto de las medidas previstas, son suficientes para impedir que los maltratadores, a pesar de haber sido ya denunciados por maltrato, acaben asesinando a su víctima. Son necesarios más medios de protección a las mujeres y más vigilancia a los maltratadores.
Seguimos viviendo en una sociedad machista, donde se juzga a la víctima en vez de acusar al maltratador. Una sociedad que sigue haciendo públicamente comentarios sobre la víctima en vez de apuntar con el dedo al maltratador. Una sociedad que incluso está retrocediendo en el reconocimiento de los derechos de las víctimas y donde sigue faltando una verdadera condena social y moral hacia los maltratadores.
Este machismo estructural que en lo que va de año se ha manifestado también en la inaceptable eliminación del Ministerio de Igualdad o la reforma de las pensiones, la reducción del gasto público y la reforma laboral, una respuesta más a “los mercados” que exigen el recorte del Estado del Bienestar. Medidas que una vez más, sufrimos en mayor medida las mujeres.
Actualmente en nuestro país 1 de cada 4 mujeres mayores de 65 años esté bajo el umbral de la pobreza. España es el cuarto país de Europa en porcentaje de mujeres excluidas del mercado de trabajo por tener que cuidar de hijos y familiares dependientes.
La inferioridad de condiciones laborales de las mujeres generadora de la minoración en las pensiones, no es cosa del pasado. Las tasa de cobertura de las mujeres actualmente en situación de desempleo, es 5 puntos inferior a la de los hombres en igual situación. Además, son mayoría entre las personas perceptoras de prestaciones asistenciales más bajas.
Esta es la realidad que nos toca vivir a las mujeres y que nos hace más vulnerables y más expuesta a los malos tratos y a la violencia sexual intrafamiliar y/o laboral. Esta es la realidad que hemos de cambiar para acabar con la lacra de la violencia contra las mujeres. Sólo con igualdad real de derechos y oportunidades podremos conseguir un mundo sin violencia donde las mujeres vivamos en paz.
Palencia, mayo de 2011
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