Benita Asas (1931) "...las mujeres de España hemos llegado a la mayoría de edad psicológica. Somos conscientes. Repudiamos las intromisiones en nuestras conciencias. No vivimos de pensamientos prestados. Nos poseemos a nosotras mismas".

Memorando Comisión Constitucional de las Cortes, en apoyo del sufragio de las Mujeres.

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25 DE NOVIEMBRE

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AUTOR: JAVIER MARTÍN "INVEX"

domingo, 3 de noviembre de 2013

Shirin Neshat

Javier HONTORIA | 

El Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC) inaugura mañana una de las exposiciones más interesantes de la temporada que ahora comienza: Shirin Neshat. la última palabra. Comisariada por Octavio Zaya, la exposición mostrará una veintena de fotografías y seis videoinstalaciones de la destacada artista iraní, muy poco conocida entre nosotros. Esta será la primera gran revisión de su obra en España. El Cultural ha hablado con ella mientras ultima la post-producción de Zarin, su último trabajo, cuya premier se celebrará mañana mismo en el centro leonés.


Shirin Neshat abandonó Irán cuando sólo tenía 17 años para ir a estudiar a la Universidad de Berkeley. El impacto que experimentó esa joven iraní al llegar a California fue importante, pero nada comparable al que sufrió al regresar en 1990, con 32 años y la cultura occidental asimilada en su cerebro, y comprobar el deterioro total de su país y el daño causado por la Revolución Islámica. Dice Neshat que el retorno fue triste y que aquel Irán era aterrador y excitante al tiempo.

-¿Qué país se encuentra en 1990 después de una década de ausencia?
-A principios de los noventa, cuando regresé a Irán, la situación era mucho menos moderada que hoy. Siempre digo que fue una experiencia muy intensa porque nunca había estado en un lugar en el que la ideología tuviera tanto peso. La Revolución cambió drásticamente todos los aspectos de la vida en Irán. Además, al margen de la presión política, el país se encontraba aún recuperándose de una larga guerra contra Irak así que en líneas generales fue un retorno muy triste. El Irán que encontré era por un lado aterrador y por otro muy excitante. El país había estado tan aislado que en cierto modo parecía que uno entraba en otro mundo completamente distinto. Esto tenía cierto atractivo especialmente viniendo de occidente, del capitalismo y el individualismo propios del primer mundo. Pero cuando una se enfrentaba con aspectos tan cruciales como la ausencia de derechos humanos y de libertad de expresión, daban ganas de salir corriendo.

Los primeros años en América
-¿Cuáles fueron sus primeras influencias artísticas cuando llegó a América?
-Mis primeros años en América, especialmente los años de Berkeley, no fueron demasiado fructíferos. Si por algo se puede caracterizar mi primera etapa en América es por mi adaptación a la vida y a la cultura americanas. Pero el inicio de la Revolución no me ayudó mucho pues me encontré fuera de mi país y alejada de mi familia en una edad muy temprana. Me encontré muy perdida y sin saber muy bien qué hacer. Gran parte de este periodo fue invertido en la adaptación a la vida en el exilio así que, en lo artístico, no tuve demasiadas experiencias.

Women of Allah, la serie de fotografías que realizó tras conocer de primera mano su “nuevo” Irán y de la cual podremos ver algún buen ejemplo en León, muestra imágenes de una violencia explícita, con mujeres que enarbolan armas. Más adelante, con la realización de sus vídeos, su postura se vuelve más sutil, con argumentos que se sitúan en contextos más abstractos y decididamente más poéticos. ¿A qué atribuye este cambio de dirección?

-Yo creo que la noción de violencia sí está presente en todas y cada una de las obras que he realizado si bien ésta se presenta de muy diversas formas. Mi obra es un permanente juego de tensiones. En Women of Allah se produce una gran tensión entre la espiritualidad y lo político y las armas son aquí un instrumento clave. En obras posteriores, como en Turbulent, la tensión se generar a partir de los gritos guturales de la intérprete femenina en oposición a la voz modulada y precisa del hombre. En Fervor, el discurso agresivo de esa figura parecida a un “Mullah” contrasta con el sutil conversar de la pareja de enamorados. Siempre hay y habrá violencia, más o menos explícita.

Después de Women of Allah, Neshat realiza Turbulent, Rapture y Fervor, tres vídeos de gran éxito centrados en los roles de género.
-¿Qué diferencia hay en el tratamiento “occidental” de los roles de género y el que usted propone?
- Creo que todos podemos estar de acuerdo en que la posición de la mujer en la sociedad ha sido un tema problemático en todas las culturas a lo largo de la historia ,aunque, claro, a diferentes niveles. En mi trabajo, la diferencia de géneros me sirve por dos motivos: el primero es el pleno entendimiento de la ideología de una sociedad patriarcal que legisla sobre la mujer. De este modo, al estudiar el tema y la situación de la mujer, se aprende sobre la cultura en la que está inmersa. La segunda es la posibilidad de tratar el tema del feminismo, que me interesa mucho, en un lugar no occidental, y poder así representar a la mujer musulmana como creo que es: fuerte y segura de sí misma.

Un nuevo cine iraní
-Al hilo de la idea de los roles de género y el tema del feminismo, ¿tuvo la oportunidad de conocer los trabajos de las artistas que, cuando usted llegó a Estados Unidos, trabajaban en ese campo? ¿Le sirvieron como punto de arranque de su obra?
-Cuando estuve en Berkeley no estaba al tanto del trabajo de estos artistas. Más tarde, cuando llegué a Nueva York, todo cambió pues comencé a familiarizarme con los artistas que trabajaban en esa onda. No sabría decir, sin embargo, si el punto de partida de mi trabajo se encuentra en la obra de esos artistas.

-Suele decirse que la Revolución en Irán provocó el despertar de un nuevo cine iraní, del que usted ha bebido tanto, ajeno a los convencionalismos occidentales.
-Hay que tener mucho cuidado y no dar demasiado crédito a la Revolución por el éxito del cine iraní. Lo que hay que hacer es subrayar el enorme trabajo realizado por los cineastas iraníes a la hora de transformar la opresión en caudal creativo. De algún modo, durante la Revolución, los cineastas tuvieron que mirar dentro de sí mismos para desarrollar un nuevo lenguaje que, mientras se mantuviera respetuoso con los códigos impuestos, pudiera definirse como un arma crítica, universal, espiritual y humanista. Muchos de estos artistas supieron liberarse de lo “espectacular”, de los instrumentos de la cultura del entretenimiento para buscar el verdadero contenido y el significado de la vida cotidiana.

-¿Qué nos puede contar de su última obra? ¿Abre Zarin nuevos caminos con respecto a otros trabajos ?
-La principal diferencia entre Zarin y el resto de trabajos es que está pensada para ser posteriormente integrada en lo que será mi primer largometraje,Women without men. Aunque es un trabajo más narrativo que los anteriores, sigue siendo muy visual y con poco diálogo. Zarin versa sobre el tabú sexual y la religión a través de la figura de una joven prostituta, Zarin, que, presa de la vergöenza y la culpabilidad, abandona el burdel para suplicar el perdón de Dios pero es rechazada. Zarin es un personaje de la novela Women without men, de Shahrnoush Parsipour, autora iraní que ahora vive exiliada en Estados Unidos y que fue encarcelada por escribir esta novela.

América y el Islám
-¿Cómo ha evolucionado su trabajo desde que está afincada en Nueva York y cómo le ha afectado el progresivo cambio de percepción de los estadounidenses hacia el Islam?
-Es como si los americanos hubiera mirado hacia otro lado con respecto a la política estadounidense en Oriente Próximo y la amenaza fundamentalista, y un día de repente despertaran y se dieran cuenta de que el enemigo estaba en casa. Desde entonces los americanos son mucho más curiosos con respecto al Islam. No sabe la cantidad de libros que se han escrito sobre el Islam. Es de agradecer que los americanos estén haciendo el esfuerzo de educar al pueblo aunque la realidad es que la mayor parte de América sigue teniendo una mala imagen del mundo musulmán.

¿Cuál ha sido la acogida de su trabajo en Irán?
-En los dos últimos años he presentado dos vídeos en Teherán. Como esperaba, hubo sensaciones encontradas. Hubo a quienes les interesó, visual y conceptualmente, pero otros fueron muy críticos y escépticos acerca de mis intenciones; en cualquier caso, al menos provocó cierto debate especialmente entre los jóvenes. Ya no me obsesiona, como antes, crear en Irán. He perdido ese romanticismo y prefiero la libertad que me proporciona sentirme como una auténtica nómada.


Nacida en Irán en 1957, Shirin Neshat se dio a conocer a principios de los noventa con la serie de fotografías Women of Allah, pero su consagración definitiva la alcanzó con los vídeos Turbulent, Rapture y Fervor. En los últimos años, su obra se ha visto en los grandes museos del mundo. Shirin Neshat vive en Nueva York y trabaja habitualmente en lugares como Turquía y Marruecos.
 

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