EUNICE MAHLANGU
ACOGIENDO A LOS HUÉRFANOS DEL SIDA EN SUDÁFRICA
Al frente del Masibambisane Centre for Aids Orphans, Eunice Mahlangu
brinda cobijo, alimentación, salud y educación a más de 180 menores, desde bebés hasta adolescentes, que han perdido a sus padres a causa del sida. Lucha con ahínco para que puedan superar los traumas del pasado y aspirar a un futuro próspero, lejos de la soledad y la miseria.
brinda cobijo, alimentación, salud y educación a más de 180 menores, desde bebés hasta adolescentes, que han perdido a sus padres a causa del sida. Lucha con ahínco para que puedan superar los traumas del pasado y aspirar a un futuro próspero, lejos de la soledad y la miseria.
Asistente social de formación, Eunice Mahlangu, a los 35 años de edad, muestra una voluntad de trabajo férrea e inagotable. “Nos estamos quedando sin maestros, sin funcionarios. Nuestro continente se muere. Este es el gran desafío que debemos enfrentar los africanos”, afirma.
Sonriente, cálida, generosa, al recorrer las distintas aulas del Masibambisane Centre for Aids Orphans los niños corren hacia ella, la abrazan. Por las tardes sale a visitar las barriadas más postergadas del distrito sudafricano de Soweto. Allí entrega ayuda a esas abuelas que viven en paupérrimas chabolas y que se encuentran al frente de sus nietos y bisnietos. Además de dinero y alimentos, las ayuda a organizarse, las escucha, les da fuerzas para que sigan adelante a pesar de todo.
El SIDA está transformando la geografía social del África subsahariana. No son pocos los barrios y pueblos en que la muerte de los adultos está dejando solos, como únicos supervivientes, a niños y ancianos. Según ONUSIDA, el 11% de los africanos es portador del VIH. En países como Botswana, Zimbabwe y Suazilandia el número de contagiados supera el 30% de la población. Más de 13 millones de pequeños del subcontinente se han quedado huérfanos como consecuencia de esta enfermedad.
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