Benita Asas (1931) "...las mujeres de España hemos llegado a la mayoría de edad psicológica. Somos conscientes. Repudiamos las intromisiones en nuestras conciencias. No vivimos de pensamientos prestados. Nos poseemos a nosotras mismas".

Memorando Comisión Constitucional de las Cortes, en apoyo del sufragio de las Mujeres.

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25 DE NOVIEMBRE

25 DE NOVIEMBRE
AUTOR: JAVIER MARTÍN "INVEX"

domingo, 27 de marzo de 2011



VALERIE BROWNING
LA LUCHA DE LOS MÁS VULNERABLES ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO






La enfermera australiana Valerie Browning lucha para que se respeten los derechos del pueblo nómada afar de Etiopía. Para que se les permita desarrollarse y encontrar su lugar en el mundo en base a su propia cultura y tradiciones.
“Hemos llegado a una posición drástica porque desde 1999 no hemos tenido dos buenas temporadas de lluvia consecutivas. El camello, que es el animal más fuerte de los afar, no puede andar”, afirma con enfado Valerie Browning, que ha dedicado la mayor parte de su vida a bregar los derechos de este pueblo olvidado.

Australiana de nacimiento, Valerie Browning acababa de terminar de estudiar enfermería cuando una compañera de clase le habló de la terrible hambruna que estaban sufriendo los habitantes del norte de Etiopía. Decidieron que no podían permanecer indiferentes y viajaron a la región. Corría el año 1974.
Así comenzó la prolongada e intensa relación de Valerie Browning con la realidad del Cuerno de África. Relación que se haría aún más sólida en 1993, cuando conoció a un líder afar, Ismael Ali Garde, con el que tuvo una hija: Aisha. Juntos crearon una asociación para el desarrollo y el bienestar de los nómadas afar, bajo el nombre de Afar Pastoralist Development Association (APDA). Desde entonces ha luchado con ahínco por la prosperidad de este pueblo. Ha organizado campañas de vacunación, escuelas, centros de atención médica. Una de sus prioridades han sido las mujeres, a las que califica como las “más postergadas de Etiopía”. Los afar la llaman Malika, que en su idioma quiere decir “ángel”.

“El arribo de grandes empresas y el cambio climático están acosando a los afar al punto de poner en peligro su existencia”, sostiene Valerie Browning. “Si esta gente desaparece sería una gran pérdida para el mundo ya que los pastores saben tanto de ecología que no destruyen el medio ambiente. El mundo mal llamado desarrollado no sabe más que usar y tirar”.

Una mina antipersona sigue latente hasta medio siglo después de haber sido activada. Se estima que alcanzan los 110 millones de artefactos y que están presentes en 74 países y territorios, entre ellos Vietnam, la antigua Yugoslavia y Sierra Leona. Unas 20 mil personas sufren sus devastadores efectos directos cada año, el 85% son civiles. El precio de colocar una mina antipersona es de dos euros, mientras que el coste por retirarla supera los 700 euros.

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